Es por eso que el mantenimiento de la integridad intestinal es uno de los temas más discutidos actualmente, junto a nuevas alternativas a los antibióticos promotores de crecimiento.

El termino integridad intestinal incluye mantener un equilibrio entre la microbiota intestinal y en el comportamiento celular del hospedero junto a una actividad y desarrollo íntegro del tejido del tracto gastrointestinal, glándulas y órganos anexos para maximizar procesos de digestión y absorción de nutrientes y así mismo dinámica de crecimiento y mejora en los índices de eficiencia y conversión alimenticia para una mejor productividad.

El suministro continuo de antibióticos promotores de crecimiento (APC) ha conducido a cambios en el entorno bacteriano favoreciendo la propagación, mutación y duplicación de genes resistentes a los antibióticos, incluso, con el uso de cerca de 30 tipos de antibióticos para el tratamiento de infecciones en humanos y animales las vías de contaminación son cada vez mayores, a través de alimentos y aguas residuales contaminadas. La OMS reporta la resistencia de cepas de Salmonella spp. a fluorquinolonas, Enterobacteriaceae a los carbapenémicos y fluorquinolonas, Pseudomona aeruginosa a los carbapenémicos, Shigella spp. a las fluoroquinolonas, entre otras.

Motivo por el cual, en países miembros de la Unión Europea las aleyes han sido radicales, incluso desde los años setenta, la Comisión Europea prohibió el uso de más de veinte antibióticos en la producción animal. Además, en el 2006 la Comisión Europea prohibió cuatro antibióticos (monensina sódica, salinomicina sódica, avilamicina y flavofosfolipol) como promotores del crecimiento en la alimentación animal.

A raíz de la búsqueda en erradicar los antibióticos promotores de crecimiento (APC) y en respuesta a los problemas de salud pública y la evolución de la opinión de los consumidores respecto a una “producción limpia”, en lugares donde aún no limitan el uso antibióticos, programas alternos han tomado mayor importancia. Sin duda, es por eso que el tema de salud intestinal ha cobrado mayor interés, y con ello, el uso de alternativas que puedan implementarse para sustituir los APC con los pronutrientes derivados de extractos de plantas, fitobióticos.

Los pronutrientes fitobióticos, derivados de extractos de plantas (EP) incluyen un conjunto de metabolitos tales como isopropenos, flavonoides y glucosinolatos que actúan como mecanismo de defensa propio de las plantas frente a agentes externos (Agentes patógenos, herbívoros, factores abióticos ) pero que, una vez son aislados bajo métodos de extracción específicos y consumidos por los animales generan una serie de efectos antibacterianos, antimicóticos, antiinflamatorios, antioxidantes, inmunogénicos e incluso hepatoprotectores, entre otros.

En resumen, los extractos de plantas involucran un conjunto de actividades benéficas que favorecen la salud intestinal, y no solo se limitan a su actividad antimicrobiana, sino que se complementa con favorecer los mecanismos inmunológicos del huésped y el mantenimiento de la microbiota saprofita junto a cambios morfológicos positivos en el epitelio intestinal y la promoción de la actividad enzimática, antioxidante y antiinflamatoria, generando automáticamente un impacto positivo sobre la salud intestinal importante para alcanzar un buen resultado en sus parámetros productivos y evitar problemas sanitarios que puedan disminuir el rendimiento y la eficiencia alimenticia, trayendo como consecuencia una reducción de la rentabilidad.