Debido a que cada vez el ciclo productivo del pollo es más corto y el desarrollo de la fisiología digestiva incluso en las primeras horas es fundamental para el óptimo desempeño de las aves con base en una adecuada respuesta zootécnica frente a los estándares de producción y calidad.

Inicialmente, la edad de las reproductoras y el tiempo de almacenamiento de los huevos antes de ser incubados juegan un papel importante en las condiciones de desarrollo y eclosión del huevo, incluso un reciente estudio Sandoval y Erinckson (2012) evaluaron el porcentaje de nacimientos y calidad de pollito, encontrando una menor variablidad y mayor calidad en progenie de un lote de reproductoras de 35 semanas ( 88.5 % de nacimientos) al ser comparado con reproductoras de 45 semanas de edad (82.8 % de nacimientos), siendo la progenie de gallinas jóvenes la que manifestó mejores pesos corporales al final del ciclo de engorde. Así mismo se reportó que pollos nacidos de huevos con un mayor tiempo de incubabilidad evidenciaron un menor peso corporal incluso con más impacto en gallinas más viejas. Adicionalmente algunos factores en la incubadora pueden modificar el desarrollo embrionario partiendo de las condiciones de temperatura, volteo, humedad, orientación y luz, así como el periodo de transporte de la incubadora a la granja con base en condiciones ambientales, sanitarias e incluso nutricionales.

Sin embargo, al nacimiento, a pesar de poseer un sistema digestivo anatómicamente completo, el ave requiere tiempo y nutrición para mantener su capacidad digestiva e inmunológica. El huevo contiene un 58.5 % de albumina, 3% yema y 10,5% cáscara y proporción de carbohidratos, composición que varía según línea genética y características extrínsecas, sin embargo frente a estas variaciones se reporta unos requerimientos nutricionales de 40 g de agua, 7 g de proteína y 5 g de lípidos en la fase de desarrollo (Maiorka, Dahlke, Fuequim, 2006) periodo en el cual la única fuente energética es el saco vitelino que aporta incluso vitaminas liposolubles, ácidos grasos esenciales, y fosfolípidos necesarios para cada uno de los sistemas. Sin embargo, debido a los altos requerimientos energéticos en la fase de crecimiento exponencial, los componentes residuales del saco vitelino no pueden usarse como fuente de aminoácidos teniendo en cuenta que posiblemente en el manejo de incubadora y transporte a la granja los pollitos hayan tenido un periodo de ayuno de agua y alimento de 48 horas o más, de modo que estos cambios pueden perjudicar gravemente el rendimiento del pollo de engorde en la primer semana e incluso hasta llegar al peso al sacrificio.

Durante los primeros días, el desarrollo del tracto gastrointestinal con la formación de las vellosidades por incremento en número de células funcionales y endocrinas es más rápido en comparación con otros órganos cuyos sistemas evidencian una menor tasa de crecimiento. Motivo por el cual, la alimentación temprana sin restricción de agua o alimento incluso desde las primeras 24 horas de vida es fundamental para un adecuado desarrollo de la mucosa intestinal con base en una mayor tasa de renovación celular (Proliferación y diferenciación) y por ende desempeño inmunológico y absortivo.

Adicionalmente frente a los procesos fisiológicos en etapa temprana, la actividad enzimática es fundamental partiendo que estas enzimas se encuentran en el tracto gastrointestinal en la fase embrionaria, sin embargo su activación depende de la presencia de sustratos, con reportes de mayor actividad de tripsina, amilasa y lipasa en mucosa intestinal de aves que no recibieron ayuno prolongado y que al recibimiento son suplementadas con fuentes de aminoácidos para proporcionar nutrición funcional por encima de los requerimientos de mantenimiento.

De modo que, un adecuado desarrollo de los parámetros fisiológicos del pollito recién nacido depende de múltiples factores intrínsecos y extrínsecos que a su vez deben ser correlacionados con la importancia del manejo del pollito en el periodo inmediatamente posterior a la eclosión aportando técnicas de nutrición temprana para inducir la activación y síntesis de enzimas endógenas y desarrollo morfológico del epitelio del tracto gastrointestinal favoreciendo mecanismos de digestión, absorción e incluso respuesta inmunológica durante todo el ciclo productivo.